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Pues sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus injusticias. Págenle tal como ella les ha pagado, y devuélvanle el doble según sus obras. En la copa que ella preparó, prepárenle el doble. En la medida que ella se ha glorificado y ha vivido en sensualidad, así denle tormento y llanto, porque dice en su corazón: ‘Estoy sentada como reina; no soy viuda, ni jamás veré llanto’.

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